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El Cambio Climático y la contaminación causada por la emisión de gases de efecto invernadero, han alertado a muchos países en el mundo. Gran parte de esos gases se generan por los combustibles fósiles, que proveen de energía a gran parte de la industria (incluyendo al sector de transporte, pues la mayoría de vehículos también dependen de la gasolina y el diésel para funcionar).

Según el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, el sector transporte aporta una cuarta parte de todas las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2) que tienen relación con la energía. Y en América Latina y el Caribe, el transporte genera el 25% de las emisiones que se producen en el continente.  

Debido a lo anterior expuesto, en el 2015, bajo el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, 195 países firmaron el Acuerdo de París, con un objetivo en común: reducir la emisión de los gases de efecto invernadero.  

Y es que, de acuerdo con la OMS (Organización Mundial de la Salud), las enfermedades producto de la contaminación atmosférica son la causa de muerte de aproximadamente 7 millones de personas al año.

Por eso, una de las iniciativas que más se han apoyado para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París y reducir la emisión de gases, ha sido por supuesto, promover la electromovilidad. Los vehículos eléctricos emiten 3 veces menos Dióxido de Carbono que un vehículo de combustión, lo que hace a la electromovilidad, la alternativa ideal para combatir la polución. 

Algunos países, como China y Canadá han optado por conceder insignias o matrículas verdes a los vehículos de bajas emisiones, como una forma de diferenciarlos de los vehículos de combustión y así promover la electromovilidad.  

Proceso de Reacondicionamiento de Baterías

Como muchos sabrán, los vehículos eléctricos e híbridos utilizan baterías para almacenar y abastecerse de energía. Por lo general estas baterías son de Iones de Litio, por su alta densidad de energía y bajo peso. Sin embargo, este tipo de batería tiene algunos inconvenientes (más allá de su precio, que ha disminuido radicalmente durante los últimos años). 

Las baterías de Iones de Litio llegan al final de su vida útil en el automóvil cuando ya han gastado el 80% de su capacidad, teniendo que ser desmontadas con todavía un 20% de capacidad disponible. Cuando esto sucede, muchas veces las baterías se desechan. Esto causa un efecto adverso al que se quiere, pues algunos compuestos de estas baterías son altamente contaminantes. De hecho, el Litio es un elemento que reacciona de forma violenta cuando entra en contacto con el agua, lo que produce un riesgo de explosión. 

Por eso es importante exponer todas las alternativas que existen para esas baterías que aún tienen capacidad, pero no la suficiente para permanecer en un vehículo eléctrico.

Las baterías de vehículos eléctricos pueden tener una segunda vida, extendiéndose ésta entre 6 a 30 años. Generalmente se reutilizan para aplicaciones estacionarias y en algunas ocasiones se reutilizan en otros vehículos que requieren menos carga. 

Empresas como Nissan, recolectan las baterías gastadas en Japón y las reacondicionan para que sean lanzadas al ruedo nuevamente en vehículos eléctricos. Esta es una opción viable para los propietarios de estos vehículos, pues una batería reacondicionada es mucho más barata que una completamente nueva. 

Otras compañías operadoras más pequeñas crean nuevas baterías a partir de las celdas funcionales de baterías gastadas y las lanzan al mercado. Las celdas individuales también pueden utilizarse en múltiples aplicaciones, por ejemplo como proveedora de energía en los computadores portátiles. 

Pero estas baterías usadas pueden servir también como un complemento para las fuentes de energías renovables, como la solar o eólica. ¿Por qué? Porque gracias a ellas, puede almacenarse la energía obtenida a partir del sol o viento para que se use posteriormente como respaldo. Esto resulta beneficioso para alimentar de energía a muchos hogares y edificios comerciales. 

La electromovilidad sí es una opción viable para disminuir la contaminación atmosférica, sobretodo porque una batería, que ha cumplido su ciclo dentro del vehículo eléctrico, puede seguir utilizándose en aplicaciones como las anteriores expuestas y seguir contribuyendo con la producción de una energía más limpia.